Todo arte es, a la vez, superficie y símbolo. Los que buscan bajo la símbolo lo hacen también a su propio riesgo”, afirmaba el escritor Oscar Wilde en el prefacio de El retrato de Dorian Gray, publicado en 1890. Unos años antes, Franz Liszt componía una de sus obras más experimentales: Nubes grises, con la que parecía anticipar las exploraciones atonales de Schoenberg.

En su célebre Tratado de armonía, publicado en 1911, Arnold Schoenberg aseguraba que la disonancia “es tan natural como la consonancia” y que, como lenguaje vivo que es, la música debía “avanzar”. Este programa presenta dos obras de su primera etapa: el quinteto Una cita (Ein Stelldichein), lleno de ecos postrománticos, y la Primera Sinfonía de Cámara.

En 1899, Schoenberg se inspiró en un poema de Richard Dehmel para La noche transfigurada. Seis años después, volvió al mismo autor en Ein Stelldichein, que evoca otra escena amorosa nocturna. Este quinteto, aún tonal y tardorromántico, se acerca estilísticamente a la Primera Sinfonía de Cámara.

En 1907, el público vienés se escandalizó con el estreno de la Primera Sinfonía de Cámara de Schoenberg. La gente hablaba y reía, silbaba y golpeaba el suelo con los pies en señal de protesta. Lo que escuchaban era una de las obras clave del catálogo del compositor, con la que Schoenberg reaccionaba ante el “gigantismo” orquestal y las convenciones musicales de la música postromántica de la época.

Dividida en cinco secciones que se presentan como una unidad, la obra es una de las primeras grandes composiciones modernistas, “un verdadero punto de inflexión”, como la definió el propio Schoenberg, y marca el inicio de su camino hacia la emancipación de la tonalidad. Para este concierto se interpretará el arreglo de cámara realizado posteriormente por Anton Webern.

Emigrado en Nueva York, en 1940 Hans Eisler recibió el encargo de explorar nuevas posibilidades para el uso de la música en el cine. El resultado es su quinteto Vierzehn Arten den Regen zu beschreiben (14 formas de describir la lluvia), inspirado en el cortometraje Lluvia (1929), de Joris Ivens. A su vez, la obra constituye un homenaje de Eisler a su maestro Schoenberg; tanto la instrumentación (inspirada en Pierrot Lunaire) como el material están dedicados a él, ya que el quinteto se basa en 14 variaciones de una escala de 12 tonos que contiene un “anagrama” de Schoenberg.

El programa se completa con el estreno de Anhelo, obra ganadora del VI Concurso de Jóvenes Compositores/as “Juan José Olives”, en la que su autor pone “a dialogar lo invariable con lo dinámico”, así como con un extracto de los escritos de Oscar Wilde, figura clave para comprender las vanguardias del siglo XX.